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Tuesday, July 22, 2008

Breve Historia de la Espiritualidad de la Mujer...(Parte I)


Érase una vez…la mujer vivía en el paraíso. Amaba su cuerpo, que estaba conectado a los ritmos de la naturaleza - la Luna era su guía y la acompañaba durante la menstruación y el embarazo. Daba a luz de la manera más natural - como mamífero que es - y el hombre a su lado la veneraba por su poder procreativo.

Los humanos de ese entonces, bárbaros sin civilización que andaban desnudos por las calles, adoraban a la Tierra considerándola la Madre fértil que alimentaba y albergaba a la tribu. Trabajaban unas quince horas a la semana y el resto del tiempo lo utilizaban para hacer el amor, divertirse, jugar, crear y aprender. ¿Suena como una utopía? Los arqueólogos modernos te contarían otra historia.

Durante milenios, el protagonista principal de la historia fue el Hombre - la búsqueda de la humanidad se centraba en el género masculino - y los libros representan a la mujer como un accesorio que nada tuvo que ver con el desarrollo de la sociedad. Y esto lo escribo sin juicio, simplemente así fue. Sólo en éstas últimas décadas las mujeres - ya permitido el acceso a las fuentes de información - han logrado reconstruír un pasado que mejor explica cómo llegamos al tipo de sociedad que hoy vivimos.

Es muy interesante considerar que a pesar de los extraordinarios avances de la ciencia, en el proceso de autoconocimiento que lleva la raza humana desde que emergió de donde haya emergido, cada día se degraden más las relaciones humanas. ¿Por qué, si nos entendemos mejor, estamos viviendo este caos en el amor?

El saber más no necesariamente implica ser más sabios. No podemos dejar de tomar en cuenta que el saber siempre ha sido selectivo, y filtrado por los poderes que controlan las sociedades para mantener el orden de las masas. Las sociedades que sobrevivieron los últimos 6,000 años bajo el llamado patriarcado, fueron aquellas que mejor practicaban el arte de la destrucción.









Las culturas pacíficas fueron eliminadas y su sabiduría milenaria enterrada con éstas. Primero los depredadores mataron y esclavizaron a sus enemig@s, adorador@s de la Diosa. Luego, en movimientos graduales, perceptibles entonces de manera más violenta, ahora sólo como un suspiro en la memoria colectiva, fueron eliminando de nuestros procesos conscientes todo trazo de esta cultura.

Hoy día, nos dicen que el hombre siempre ha sido violento, que la mujer siempre ha parido con dolor, que las cosas así siempre fueron y siempre serán, y lo creemos, porque no tenemos información alternativa.

El concepto de una tierra femenina como la fuente cíclica del nacimiento, muerte y renacimiento se encuentra detrás de toda simbología religiosa y mitológica. Es importante comprender que Dios era Diosa por mínimo unos 200 mil años de la vida humana en la tierra, en comparación con 6 mil años de la predominancia del Dios varón.

Pero como la evolución no es lineal sino que viaja en una espiral, nos encontramos hoy en una época de recuperación de aquella sabiduría del pasado que es más coherente con nuestra naturaleza y está impregnada en nuestros códigos genéticos. La espiritualidad dentro de la civilización contemporánea es diferente a la espiritualidad en la época de la Diosa y ambas son diferentes a la espiritualidad que viene, que implica una integración de lo masculino con lo femenino.

La religión de la Diosa está basada en el amor y en el placer, en la creación y la cooperación. En esta cultura, el sexo es sagrado - los hombres son sacerdotes, la mujeres sacerdotisas, y juntos decretan su amor y a través de ellos se da la fusión divina de la creación del nuevo ser. El cuerpo es considerado un santuario, y los seres humanos están ligados a su propia salud a través de la autosanación - esto ya lo saben muchos practicantes de las nuevas-viejas tradiciones que están eliminando las pastillas y las intervenciones violentas en nuestros extraordinarios sistemas corporales.

Evidencia de la Diosa se encuentra en toda la naturaleza, cada vez que nace algo y cada vez que muere algo. Se reconoce la deidad en todo ser viviente, y en el mismo planeta, y por eso se respeta la vida y se honra en los templos de creación natural: ríos, montañas, cuevas, los árboles, la mar, la Luna y el Sol.

La Diosa adoraba a la serpiente como símbolo del conocimiento y de la vida eterna (como la Luna). Esta significaba la continuidad cósmica dentro del cambio natural, ya que cada vez que cambia su piel parecía volver a nacer. Las religiones patriarcales convirtieron a kundalini - la fuerza vital, la serpiente enroscada - en una amenaza, y a las mujeres, por el mito fundacional del judeo-cristianismo en tentatrices que no saben ni pueden controlar sus instintos.

En virtud a la repetición constante del mito fundacional, hemos integrado completamente esta imagen distorsionada de la mujer. Hoy día, existen muy pocas mujeres que se amen en su totalidad, que comprendan su divinidad, que adoren sus cuerpos (sin tener que compararlos con los de nadie más), que den a luz confiando en sus propios procesos, que se sientan dignas de ser amadas. Las mujeres que perciben su poder lo temen, lo evitan y lo esconden de los demás por miedo a la proscripción.

Estos seis mil años las mujeres han cargado vergüenza de sí mismas - de su sangre, de su atracción sexual, de sus posibilidades mágicas - y sólo ahora están comprendiendo el juego en el que fueron partícipes voluntarias.

Continuara...

Tuesday, July 8, 2008

Una Mujer Completa...


Que nadie haya sido tan afortunado de darse cuenta la mina de oro que tú eres, no significa que brilles menos.



Que nadie haya sido lo suficientemente inteligente para darse cuenta que mereces estar en la cima, no te detiene para lograrlo.



Que nadie se haya presentado aún para compartir tu vida, no significa que ese día está lejos.



Que nadie haya notado los avances en tu vida, no te da permiso para detenerte.



Que nadie se haya dado cuenta la hermosa mujer que tú eres, no significa que no seas apreciada.



Que nadie haya venido a alejar la soledad con su amor, no significa que debas conformarte con lo que sea.



Que nadie te haya amado con esa clase de amor que has soñado, no significa que tengas que conformarte con menos.



Que aún no hayas recogido las mejores cosas de la vida, no significa que la vida sea injusta.



Que la Divinidad está pensando en un hermoso príncipe para ti, no significa que tú no seas ya una reina.



Solo porque tu situación no parece estar progresando por ahora, no significa que necesites cambiar nada.



Sigue brillando...



Sigue corriendo...



Sigue esperando...



Sigue viviendo...



Sigue siendo exactamente como ya tú eres:



¡Una Mujer Completa!



De alguna autora desconocida...