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Tuesday, April 15, 2008

Que lluevan flores para mis flores...



Cada una de nosotras, las mujeres que habitamos este planeta Tierra, para mi es considerada una flor. Flor hermosa de delicada textura, agradable aroma y vibrante color. Y estamos aca, en este gran jardin, para conectarnos con nuestra verdadera escencia. Asi, aprovecho para compartir un poema exquisito del Maestro de Maestros, Osho. Dejemos las divisiones a un lado e integremos nuestro ser, alma, mente y corazon en uno solo. Eso si, cada uno en su lugar que le corresponde, que tu mente siempre este al servicio de ti y no tu de ella, y que tu corazon sea quien te guie siempre en la luz o en las tinieblas. Seamos uno con la Totalidad del universo, sin fragmentaciones,

como un Todo.

Flores y espinas...
Soy uno con todas las cosas.
En belleza, en fealdad,
para todo lo que sea, ahí estoy.
No sólo en la virtud,
también en el pecado soy un compañero,
y no sólo el cielo, también el infierno es mío.
Buda, Jesus, Lao Tsé, es fácil ser su heredero,
pero ¿Genghis, Taimur y Hitler?
¡Ellos también están dentro de mí!
No, no la mitad. ¡Soy la totalidad de la humanidad!
Todo lo que sea del hombre es mío:
flores y espinas,
la oscuridad tanto como la luz.
Y si el néctar es mío, ¿de quién es el veneno?
Néctar y veneno: ambos son míos.
A quien quiera que experimente esto yo lo llamo religioso,
porque sólo la angustia de tal experiencia
puede revolucionar la vida sobre la tierra.

Osho

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